viernes, 29 de mayo de 2015

EL SHOW DEL PERRO SALCHICHA

Perro Salchicha, gordo bachicha,
toma solcito a la orilla del mar.
Tiene sombrero de marinero
y en vez de traje se puso collar.

Una gaviota medio marmota,
bizca y con cara de preocupación
viene planeando, mira buscando
el desayuno para su pichón.

Pronto aterriza porque divisa
un bicho gordo como un salchichón.
Dice “qué rico” y abriendo el pico
pesca al perrito como un camarón.

Perro salchicha con calma chicha
en helicóptero cree volar.
La pajarraca, cómo lo hamaca
entre las nubes y arriba del mar.

Así lo lleva hasta la cueva
donde el pichón se cansó de esperar.
Pone en el plato liebre por gato,
cosa que a todos nos puede pasar.

El pichón pía con energía,
dice: –Mamá, te ha fallado el radar;
el desayuno es muy perruno,
cuando lo pico se pone a ladrar.

Doña Gaviota va y se alborota,
Perro Salchicha un mordisco le da.
En la pelea, qué cosa fea,
vuelan las plumas de aquí para allá.

Doña Gaviota: ojo en compota.
Perro Salchicha con más de un chichón.
Así termina la tremolina,
espero que servirá de lección:

El que se vaya para la playa
que desconfíe de un viaje en avión,
y sobre todo haga de modo
que no lo tomen por un camarón.


Maria Elena Walsh

POESIA.......ESTABA LA RANA SENTADA

Estaba la rana sentada 
cantando debajo del agua. 
Cuando la rana 
se puso a cantar, 
vino la mosca 
y la hizo callar. 


La mosca a la rana, 
que estaba sentada 
cantando debajo del agua. 
Cuando la mosca 
se puso a cantar, 
vino la araña 
y la hizo callar. 

La araña, a la mosca, 
la mosca a la rana 
que estaba sentada 
cantando debajo del agua. 
Cuando la araña 
se puso a cantar, 
vino el pájaro 
y la hizo callar... etc., etc.

lunes, 4 de mayo de 2015

3oct2012

Cuento: “Cuando sea grande", de Elsa Bornemann

DERECHOS DE LA INFANCIA: AUTONOMÍA Y PROTECCIÓN

"¿Qué vas a ser cuando seas grande?", me pregunta todo el mundo. Y aparte de contestarles: "Astrónomo" (o "colectivero del espacio"…, porque nunca se sabe…), tengo ganas de agregar otra verdad: "Cuando sea grande voy a tratar de no olvidarme de que una vez fui chico. "

Recuerdo que –cuando aún concurría al jardín de infantes–mi tía Ona me contó un cuento de gigantes. Después me mostró una lámina en la que aparecían tres y me dijo:
–Los gigantes sólo existen en los libros de cuentos.

–¡No es cierto! –grité– ¡El mundo está lleno de gigantes!

¡Para los nenes como yo, todas las personas mayores son gigantes!

A mi papá le llego hasta las rodillas. Tiene que alzarme a upa para que yo pueda ver el color de sus ojos… Mi mamá se agacha para que yo le dé un beso en la mejilla… En un zapato de mi abuelo me caben los dos pies…

¡Y todavía sobra lugar para los pies de mi hermanita!

Además, yo vivo en una casa hecha para gigantes: si me paro junto a la mesa de la sala, la tabla me tapa la nariz…

Para sentarme en una silla de la cocina debo treparme como un mono, y una vez sentado, necesito dos almohadones debajo de la cola para comer cómodamente.

No puedo encender la luz en ningún cuarto, porque no alcanzo los interruptores. Ni siquiera puedo tocar el timbre de entrada. Y por más que me ponga de puntillas, ¡no veo mi cara en el espejo del baño!

Por eso, ¡cómo me gusta cuando mi papi me lleva montado sobre sus hombros! ¡Hasta puedo arrancar ramitas de los árboles con sólo estirar el brazo!

Por eso, ¡cómo me gustaba ir al jardín de infantes!
Allí hay mesas, sillas, armarios, construidos especialmente para los nenes.

Las mesas son "mesitas"; las sillas son "sillitas"; los armarios son "armaritos"…

¡Hasta los cubiertos son pequeños y mis manos pueden manejarlos fácilmente! También hay una casita edificada de acuerdo con nuestro tamaño. Si me subo a un banco, ¡puedo tocar el techo!

Sí. Ya sé que también yo voy a ser un gigante: cuando crezca.

¡Pero falta tanto tiempo!

Entre tanto, quiero que las personas mayores se den cuenta de que hoy soy chico, chiquito, chiquitito.

¡Chico, chiquito, chiquitito, en un mundo tan grande!

De gigantes. Hecho por gigantes.

Y para gigantes.


FIN ✿◕‿◕✿


El Derecho de los niños y las niñas al que hace referencia e

2013

Cuento: JUANITA DEL MONTÓN, de Silvia Schujer



Así la llamaban en el barrio: "Juanita del montón". No porque hubiera un montón de Juanitas, sino por su colección de montones.

Ninguna cosa le gustaba de a una. Ni de a dos ni de a tres.

De "a muchas" para arriba. Por lo menos, de "a montón".

Ya de chica, a los siete años, se enfurecía porque eran sólo siete y quería tener más.

Entonces sumaba los años de todos sus amigos (los cinco de Manuela, más los siete de Ramón, más los ocho de Susana, más los cuatro de Javier). Y los convertía en un montón.


Y como para juntar un montón de años precisaba un montón de amigos, Juanita era la chica más amigable del barrio.

Ni ella misma sabía cuántos eran. Pero estaba segura de que al menos -los amigos- eran un montón.

Tal vez por eso guardaba con tanto celo un montón de ganas de jugar.

-Porque - decía Juanita -sólo teniendo un montón de ganas de jugar puedo encontrar un montón de amigos.

Y, bien, si para sumar aquel montón de años, necesitaba un montón de amigos, y para tener un montón de amigos juntaba un montón de juguetes, lo que a Juanita le hacía falta entonces, era un montón de espacio donde guardarlos.

Convenció a su mamá y a su papá de que fueran a vivir a una casa con un montón de habitaciones. Y cada habitación, con un montón de metros de largo y un montón de metros de ancho.

El problema fue que para limpiar un montón de espacio, se necesitaba un montón de escobas, un montón de trapos y un montón de jabón.

Como se imaginarán, para comprar semejante montón, hacía falta un montón de dinero.

Bien sabía Juanita que juntar tanto dinero le llevaría un montón de tiempo. Así que guardó una a una las hojitas del montón de almanaques. Día a día hasta que los días se volvieron un montón. De tiempo, claro.

Y casi sin darse cuenta, cumplió los dieciséis.

Hizo entonces una fiesta de cumpleaños en la que recibió un montón de regalos. Había preparado un montón de diversiones para que se divirtieran un montón de personas.

Allí descubrió a Joaquín entre el montón de invitados.

Y le pareció el más lindo, más bueno y más divertido que el montón.

Bailó con él toda la tarde. Hasta que la fiesta se acabó.

Al día siguiente, y para no perder su costumbre de amontonar, Juanita se fue a buscar muchos Joaquines para tenerlos en el montón.

Dio un montón de pasos, atravesando montones de calles durante un montón de horas y todo fue inútil.

No pudo encontrar uno sólo que fuera como el Joaquín de su fiesta.

Sintió un montón de tristeza. Y derramando un montón de lágrimas, descubrió que tenía un montón de amor dentro de un sólo corazón.

Y fue al médico para que le diera algunos corazones más.

-Esto es imposible -dijo el doctor. Para cada persona existe un sólo corazón.

-¿Qué voy a hacer? - se dijo Juanita. Y juntando el montón de palabras que conocía, trató de armar un montón de pensamientos que la ayudaran a encontrar un montón de soluciones para su problema.

Pero sólo se le ocurrió una idea: ir a buscar a Joaquín.

El único Joaquín que conoció.

Lo buscó y lo buscó durante largas noches. Hasta el día en que volvieron a encontrarse... Fue en medio de un montón de alegría en que Juanita y Joaquín se enamoraron. Y, aunque parezca mentira, entregándose un montón de amor, fueron felices un montón de tiempo.



FIN

En: Cuentos cortos, medianos y flacos, de Silvia Schujer.
Colección: Libros del Malabarista, Ediciones Colihue, 1992.

❀¸¸¸.•*´¯`✿
POEMA CUANDO SEA GRANDE DE ALVARO YUNQUE

Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.

Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,

y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.

Pero a ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbres la casa
sin gastar en luz eléctrica.

ANTOLOGIA